lunes, 4 de julio de 2011

El monstruo asoma sus tentáculos, tentándome… Él es voraz y te consume sin que puedas hacer poco o nada…
Le declararé la guerra machete en mano, pero antes sucumbiré para pillarle desprevenido. O tal vez ya me volvió a hechizar? Se mete en tu cabeza y te retuerce las conexiones neuronales dejando a su paso un paisaje de intestinos llenos de podredumbre.
Altera tu visión, tu olfato, tu gusto, insensibiliza tu piel, te anula y te conviertes en marioneta que deja los hilos a su merced. Te inhabilita para pensar y crear estrategias contra él.
Te guía hacia un submundo inmaterial, creado en vida a semejanza de un infierno post mortem.
Él deja tus horas en blanco, anula tu reloj, los días se deslizan entre tus manos y caen al pozo de la desesperación, le envidia, la inferioridad y la total negación de ti mismo.
El peligro acecha, y me roza…

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