
El viernes viajé hasta Madrid para pasar el último día con mi niño antes del viaje que le llevará a Noruega por tres meses.
Se cruzaron setimientos de alegría y ansia por volver a verle de nuevo y una gran tristeza al saber que sería la última vez en mucho tiempo.
Viajes en metro y una cena en la que se notaba la nostalgia, aunque ninguno lo exteriorizaba...
Pasamos el tiempo intercambiando regalos, fotos y canciones... nuestras fotos y nuestras canciones... besándonos y mirándonos... como queriendo guardar en miles de fotogramas cada detalle para luego recordarlos en la distancia...
Un nudo en lagarganta me ahogaba constantemente, pasando la noche sin poder dormir y sin poder dar rienda suelta a nuestros cuerpos... tan necesitados de amor...
Tomando un último café en el aeropuerto, mis lágrimas se tomaron la libertad de recorrer mi cara y todo mi alma...
Aún le tenía frente a mí y ya le sentía tan lejano...
En la puerta de embarque le puse el amuleto que compramos en Galicia con el símbolo de realización de los sueños y nos fundimos en un abrazo en el que me hubiera quedado a vivir para siempre... y un tímido beso brotó de nuestros labios, sabiendo que su sabor perdurará hasta el próximo encuentro... el definitivo...
Me di la vuelta y me marché si mirar atrás, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas y emprendía el viaje de regreso a casa para pasar mi cumpleaños con mi familia...pero sin él...
1 comentario:
Fue un dia dificil...las sensaciones fueron agridulces...pero el amor lo impregno todo...
Que sepas que se me ha encogido el corazon....y los ojos se me han llenado de lagrimas...
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