jueves, 23 de octubre de 2008

Deambulando por el centro de Sevilla, al final encuentro un lugar donde emular a los parisinos, escribiendo en mi nuevo bloc de notas, sentada viendo a la gente pasar, tomando un café solo y esperando que llegue la hora de entrar en la oficina, lugar en el que me quedarán cuatro horas por delante...

Nueva etapa en el trabajo, reduciendo mi jornada laboral a la mitad por deseos de la puta de mi ex-jefa (puta en el sentido literal de la palabra). Lo de metafórico se lo dejaré para otra ocasión.
Y ahora, ajena a las responsabilidades y el ajetreo, intento disfrutar de la paz y la calma, sin estrés, sin madrugar y dejando que el tiempo pase hasta las 3.

Debido al deficitario transporte desde el lugar en el que vivo a la ciudad, intento (en vano) ocupar el tiempo en recados sin importancia, largos paseos y dejando tras de mí ropa repartida en sillas y cama sin hacer...
Es extraño no poder hacer todo lo que necesito durante las mañanas. El cuerpo me pesa mientras apago el despertador una y otra vez...

Otro día (el cuarto) sin levantarme a las 6:15 am... otro día sin aprovechar la mañana, tareas domésticas retrasadas...
Semana de transición, descolocamiento mental y ocupacional.

Los días grises, amenazantes de lluvia, aletargan mi cuerpo y despiertan mis sentidos.
Si no encuentro la fuerza para aprovechar el tiempo, éste caerá sobre mi cabeza y me aplastará sin remedio.
Dos libros sin terminar y otros miles por empezar me esperan acumulando polvo en mi mesa, deseosos de ser abiertos y devorados!

Por otro lado, estoy ansiosa por comenzar otra etapa (no sin miedo), un nuevo trabajo, gente nueva, responsabilidades, movimiento, ACCIÓN!!!!
Pero eso será en otro post...

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