viernes, 13 de febrero de 2009


¿Por qué me siento rara cuando atisbo un segundo de felicidad? Más aún si se prolonga por minutos...? Considero que vivir en un estado continuo de gozo debe nublar hasta la vista , cambiando la percepción del mundo, de la vida y hasta de uno mismo.


"El Capitán Garfio" volvió a saludarme con sonido de campana y , tragando saliva por la emoción, mi preocupación se torna en alivio.


Ya de camino a casa, al atardecer, pienso en lo mejor del día. Sus palabras me causan rubor... Amigo mío... si supieras que todas las letras salen de mi lado oscuro... si supieras que no fluyen en estado de plenitud...

Las ideas se me apelotonan y los tachones se suceden en este trozo de papel donde escribo ahora, casi a ciegas...


Veo claro el cierre de una etapa que se prolonga sin sentido. Debo dejar salir la valentía, el carácter y mi sentido revolucionario y perfeccionista.

Hoy me he sentido halagada por dos personas muy especiales para mí, cada una de diferente modo, forma y manera. Hoy no agaché la cabeza... y fuí casi feliz...


Gracias por hacerme salir del letargo, gracias por estar ahí... porque, sin daros cuenta, hoy me hicísteis casi feliz...

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