lunes, 23 de marzo de 2009

LUNES

Un lunes más... como tantos otros de los que se suceden en el calendario y después de un domingo tirada en el sofá atiborrada de analgésicos para el dolor.
Los martillazos de la obra en la casa de al lado son un estímulo para salir a la calle y empezar el día.
Mi cabeza de vueltas como si me hubiera bebido varias copas e intento andar rápido, pero las piernas no responden. Al paso de tortuga llego por fin a la biblioteca y en mi cerebro bullen las ideas, las metas, los objetivos siempre inalcanzables que creo que nunca llegarán a buen término.
Reposo en la silla, como si mi cuerpo pesara una tonelada y mis movimientos se ralentizan al tiempo que mi mano escribe sin descanso, dejando fluir las palabras y desasosiegos... como últimamente.
Creo inútilmente que escribir me libera y depura mis sentidos, pero en ocasiones no hace más que reafirmar mi torpeza y vergüenza. Me miento a mí misma, pero en el fondo sé lo que soy.
Llevo a rajatabla los siete pecados capitales (excepto el de la Lujuria... a mi pesar...) y los cumplo sin rechistar, cual penitencia eterna.
Con el paso de los acontecimientos, me hago peor persona y el resentimiento se apodera de mi.
Soy esa tortuga... lenta en el paso y escondida y parapetada en un caparazón de complejos heredados y autoimpuestos.
Si saldré algún dia, eso nadie lo sabe.

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