Una más a añadir a la lista de frustraciones. Un trago amargo que ni el más dulce de los besos podría borrar. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Mil veces me lo pregunto y nunca sabré la respuesta.
Mentes ajenas manejan mi vida y yo lucho por zafarme inútilmente porque sus trabas superan mi fuerza, la cual mengua cada día y me hace perder el control.
Nada sale como desearía y pierdo la paciencia. Mis esfuerzos se traducen en nada y el resto de mi vida se desmorona, se empobrece, se vuelve gris.
¿Cuándo llegará mi momento? Pensé que en esta ocasión sería, pero una vez más la vida me da una bofetada y aún sigo caída en las frías baldosas del desconsuelo.
jueves, 12 de marzo de 2009
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